miércoles, 25 de febrero de 2009

Semana de Champions en Madrid

Quien ha vivido una noche de UEFA Champions League sabrá de que estoy hablando... de hecho quien sienta pasión por el fútbol, quien alguna vez abandonó responsabilidades por ver un partido de la competición más importante del mundo a nivel de clubes, podrá imaginarse de que se trata lo que voy a escribir.
Entresemana Madrid se vistió de fiesta para que los dos grandes de la ciudad recibieran los encuentros de ida de los octavos de final. Porto y Liverpool aterrizaron en España en búsqueda del preciado botín.El Atleti volvió a la competición y superó con creces su grupo para medirse en la instancia actual al Porto. Más de 50 mil espectadores (unos 3500 portugueses) le dieron color a un Vicente Calderón que al oír `Die Meister, die Besten, les meilleurs equipes, the champions...Die Meister, die Besten, les meilleurs equipes, the champiooooons´ y haber encontrado dos veces en ventaja al local, recordó inevitablemente la gloriosa y única vez que la final tuvo al colchonero como protagonista. Fue en la temporada 73-74, y luego del 1-1 ante el Bayern Munich en Heysel, el mismo escenario fue testigo, 2 días después, de un fulminante 4-0 en contra del equipo dirigido por Juan Carlos Lorenzo. Ese super equipo alémán, con figuras como Beckenbauer y Muller, consiguió 3 veces consecutivas la Copa de Europa para demostrar ser el más grande a nivel continental a principios de la década, previo a la hegemonía inglesa posterior comandada por el mítico Liverpool de Bob Paisley.
Claro, volviendo al presente, los de orillas del río Manzanares no pudieron sostener la ventaja y en un partido de alto calibre debieron contentarse con la igualdad en 2 para dejar todo a resolverse en Portugal, donde aguardará un club con basta experiencia internacional, con 2 orejonas en su haber. Es verdad que el Atleti es capaz de lo mejor y lo peor en situaciones insospechadas, pero lo visto en el juego de ida, el presente de cada once inicial, y el funcionamiento compacto del Dragao con puntos altísimos tales como Helton, Lucho, Rodriguez, Hulk y Licha López dejan en evidencia a un claro favorito.
Si como antesala este choque no era suficiente, a la vuelta de la esquina aguardaba uno de los duelos con más historia a nivel europeo. Un desafortunado sorteo encontró rápidamente al Real Madrid en busca la décima Champions, y al Liverpool, soñando con la sexta en la final de Roma. Dos gigantes que increíblemente se enfrentaban tan sólo por segunda vez en la historia, con una antescedente glorioso para unos, penoso para otros. Hace 28 años, el Saint Denis de París fue testigo de una final despareja, entre un Liverpool que venía de ganar 2 de las últimas 4 finales, y un Real Madrid que llegaba como sorpresa, y sin grandes nombres en sus líneas. Guerreros blancos salieron a la `caza´, literalmente hablando, de los brillantes hombres de Paisley y así lograron contrarrestar su poderío ofensivo renunciando a atacar. Pero al minuto 82 se produjo una mancha en el cerco defensivo, se perdió la marca del jugador menos esperado, Alan Kennedy, quien tomó la lanza, incursionó en ofensiva, bajó con el pecho un balón y ante el yerro de un defensa madridista fulminó la portería blanca dándole el título a los ingleses. Casi 10 mil fans del Liverpool se trasladaron a España, aunque tan sólo poco más de la mitad llegaba con su ticket en mano. Pero poco importa para el aficionado de Mersesyde, bien les vale el viaje para vivirlo como se pueda, cañita en mano (1,2,3...y van) y duelo de canciones a un metro de distancia contra los madridistas, y si se consigue entrada por reventa, bienvenido sea. `Fernando Torres Liverpool´s number nine´ se entona de un lado de la guerra de cánticos para picar el ambiente. Los locales responden sin demasiado ingenio, más preocupados por fotos y videos con una de las aficiones más reconocidas y numerosas a nivel mundial. Las 20:45 se aproximan, las puertas se abren, y los cánticos se vuelven multitudinarios dentro del Santiago Bernabeu. A gran velocidad la Casa Blanca se ve colmada por 85 mil espectadores, sedientos de un match para recordar en la historia, ilucionados por una nueva y épica noche de campeones. Los equipos saltan al campo de juego y un entrecruce de himnos retumba en los oídos y cautiban la vista y la emoción de cada testigo. `Walk on, walk ooon, with hope in your heart...And you´ll never walk alone, you´ll never walk aaalone´ es el emocionante canto que acompaña el ingreso de los reds al campo. `A triunfar en buena lid, defendiendo tu color...¡Hala Madrid!, ¡Hala Madrid!, ¡Hala Madrid!´ es el grito final de la grada blanca, casi como una exigencia de cosechar un resultado positivo para avanzar en la competición. Ambos once iniciales se saludan con las aficiones y entre sí con el telón del himno de la Champions League como insuperable frutilla del postre a la previa del match. El merengue toma la iniciativa en un duelo táctico en el cual se lo ve bien parado al elenco de Rafa Benitez, que juega contragolpeando, pero en los pies de Higuaín y la seguridad de quienes lo rodean, el local buscaba dar el primer golpe. Pero, a pesar de la falta de Gerrard, los reds se fueron acomodando en el campo de juego, supieron cortar a tiempo a los jugones contrincantes, y con un equipo compato en el centro del campo, y salidas rápidas al hacerse del balón el conjunto inglés ganó en profundidad y contó con las mejores opciones para tomar la ventaja. Como imágen final del acto inicial, el español Xabi Alonso, la figura de los primeros 45 minutos, probó suerte desde la mitad de la cancha, con tal precisión que la volada desesperada de Iker Casilla acabó con el despeje al tiro de esquina, y un visitante que se fue dando mejor impresión al descanso. El segundo tiempo poco varió de los visto en los últimos minutos. Un Liverpool cada vez más cómodo en la casa blanca, bien parado con una defensa liderada por Carragher, un mediocampo con dos jefes a cargo, Mascherano y Xabi Alonso, y arriba el niño Torres y la ayuda del media punta Kuyt a la espera de una oportunidad para aprovechar el contrataque. Pero nada pasó, el juego se envició en el pelotazó, el toque intrascendente, la pierna fuerte y un esquema que incomodó muchísimo al local, que sólo vio puerta con alguna solitaria e individualmente caprichoso arremetida ofensiva de Robben. Cuando todo parecía definirse dentro de 15 días en Anfield Road, y los miles de fanáticos reds tomaban el protagoinismo con cánticos incesantes, una ingenua falta de Heinze al borde de área creó una oportunidad más. Fabio Aurelio encontró en el primer palo la cabeza de Benayoung y el `yeeees´ de los aficionados en el anfiteatro superior evidenció el 0-1 que sin dudas deja a los dirigidos por Benitez con un pie y medio en la próxima fase. Sólo quedó tiempo para la pelea entre los ultras madridistas, el canto incansable de los ganadores, y un estadio que se vació rapidamente enojado con el resultado pero satisfecho de haber vivido una noche especial. Y es que así son entresemana estas veladas futbolísticas sin igual. Cada espectáculo de esta naturaleza cautiva el asombro de quienes amamos este deporte.
"Que lindo sería que todas las noches sean noches de Champions"

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